En el mundo de la docencia musical, es muy común hablar de las edades “ideales” con las que una persona debería de aprender a tocar un instrumento, esto siempre bajo una serie de fundamentos que explican cómo se desarrollan las diferentes capacidades, musicales y no musicales, que se ven beneficiadas por esta práctica, apuntando sus miradas a edades tempranas, niñez y adolescencia.

Por este tipo de premisas, suelen aparecer una serie de preguntas y afirmaciones que, de manera recurrente, llegan a los docentes, por ejemplo:

¿Hasta qué edad se puede aprender a tocar un instrumento musical?

¿Verdad que ya estoy muy mayor para poder aprender?

Yo siempre he querido tocar un instrumento, pero ya a mi edad se vuelve muy difícil ¿cierto?

La respuesta a estas preguntas siempre tiene que ser la misma, y es que TODOS y TODAS, tenemos las capacidades necesarias para poder aprender, y vivir por nuestra cuenta, los beneficios que nos ofrece la música. A pesar de que es cierto que en las edades tempranas y adolescencia se encuentran muchísimos beneficios para el desarrollo de diferentes áreas, en edades adultas también se pueden encontrar dichos beneficios que, acompañado de un trabajo responsable por parte del docente y del alumno, se pueden desarrollar con constancia, disciplina, paciencia y disfrutando cada logro obtenido durante del proceso de aprendizaje. Por lo cual, si usted se ha planteado estas preguntas anteriormente, pero no sabe cómo dar ese primer paso:

¿qué es lo que se debería de hacer?

1. Ante la duda, lo mejor es preguntar a profesionales, ellos nos puedan guiar durante el proceso de la mejor manera posible.
2. Tomar la decisión de recibir clases en cualquier disciplina requiere cierto esfuerzo y valor, por lo cual, es normal sentir nervios o indecisión, siendo de vital importancia el apoyo de profesionales en el área, la familia, amigos o círculos cercanos que puedan motivarnos a dar el siguiente paso.
3. Conozca al profesor antes de recibir las lecciones, hable con él, cuéntele sus intereses, sus gustos, sus metas, y de esta forma, puede reafirmar si la metodología, su personalidad, entre otras características, se apegan realmente a su forma de aprendizaje.
4. El proceso de enseñanza - aprendizaje se divide en el esfuerzo del docente y el esfuerzo del estudiante, por lo cual, la disposición, motivación y mentalidad en general con la que se asume el aprendizaje, será de vital importancia para disfrutar de dicho proceso.

En conclusión, para poder aprender a tocar música en general, más allá de la edad, es más importante la mentalidad con la que se afronte un proceso que traerá consigo retos, pero al mismo tiempo, muchísimos beneficios que se pueden ver reflejados en la vida cotidiana de cualquier persona.