A lo largo de la historia encontramos obras sublimes en la arquitectura y en la música. ¿Te has preguntado cómo estas se relacionan?. Ambas comparten elementos similares en la forma en cómo construyen y abordan sus objetivos. Piensa en un plano y en una partitura, ambas son un boceto de una obra superior. Por lo tanto, también ambas se condicionan. En este blog te contaremos un poco acerca de ello.

¿Has pensado que la música sucede en el espacio y en el tiempo? 

Piensa que vas en un carro escuchando tu canción favorita desde tu Spotify. Esa obra sucede en un espacio, que es tu carro, y por un tiempo específico, que es la duración de la obra. El día es maravilloso y no podés creer cómo puede existir una obra tan perfecta. Entonces la compartís a tu amigo, quien en ese momento se encuentra atascado en una presa y con un muy mal modo. Puede que esa obra le alegre el momento, o puede que la recepción de la misma no sea igual que la tuya y no le parezca “la octava maravilla del mundo”.

Sin llegar a ahondar en temas relativistas del espacio y tiempo, algo así como en la película Interestelar, piensa en cómo aunque la obra es la misma, el espacio y tiempo en que esta sucede no es igual para ambas personas. De hecho, si les preguntamos su opinión sobre la obra, puede que digan comentarios muy distintos, casi como si hablaran de obras distintas. Por supuesto, no hay que omitir que los gustos personales de cada persona pueden influir.

ACÁ MÁS EJEMPLOS:

• ¿La Pasión de San Mateo de J.S. Bach en un parque de diversiones al aire libre?
• ¿Un concierto de Taylor Swift dentro de una iglesia?

Quizás sea un poco extraño pensarlo. No se quiere decir que cierta música no debe ser interpretada en otros lugares, sino que sus características requieren espacios distintos (empezando por la audiencia a la que cada una apunta).

La acústica:

En relación, cuando se habla de música y arquitectura, la acústica es un tema importante. La construcción de un teatro debe tomar en cuenta que los sonidos puedan llegar hasta al asiento más lejano del escenario. Para que eso suceda, su construcción debe partir de la acústica.

Juan Manuel Cañonero de la Universidad de Buenos Aires recuerda a Antoni C. Isbert, quien afirma que “los primeros compositores escribían su música pensando en el recinto donde había de ser interpretada, e incluso la adecuaban para que el resultado final fuese óptimo. Es el caso, por ejemplo, de la Pasión según San Mateo (1729), de J. S. Bach, escrita especialmente para la iglesia Thomaskirche, de Leipzig, donde él había sido cantor. De igual manera, cabe preguntarse hasta qué punto también los arquitectos diseñaban conscientemente sus edificios de acuerdo con las necesidades específicas del estilo de música reinante”.

Con la tecnología actual resulta más fácil calcular la acústica de un lugar (sin ofender a las personas arquitectas pues sabemos que su trabajo no es fácil). Pero es que antes se utilizaba el oído. Juan Manuel menciona que Wallace Clement Sabine fue el primero en desarrollar los estudios sobre la acústica luego de descubrir que la reverberación de un recinto era inversamente proporcional a la cantidad de absorción del mismo”.

Además de la acústica, ambas profesiones cuentan con más relaciones.

1. Ritmo y estructura: En la arquitectura el ritmo se puede considerar como la repetición de formas, patrones o demás elementos de la estructura en el espacio físico. En música, el ritmo se refiere a los sonidos en el tiempo, y la estructura con que estos se organizan en una composición musical.
2. Proporción y equilibrio: En arquitectura esto se refleja con la relación armónica entre las partes de una construcción y, en música, con la relación entre las notas y los intervalos musicales, así como su distribución adecuada dentro de una composición.
3. Expresión: El diseño de un edificio, desde sus formas hasta su historia, puede crear distintas emociones. Está de más decir que la música es igual.
4. Interdisciplinariedad: Actualmente, vemos proyectos que combinan experiencias sensoriales donde la construcción arquitectónica y la música juegan papeles importantes, así como las artes visuales, teatrales, pictóricas, entre otras. Por ejemplo, algunas personas arquitectas colaboran con artistas para la creación de experiencias inmersivas, multisensoriales e innovadoras. El Pabellón Philips de 1958 es uno de los primeros ejemplos de inspiración que conocer.

El Pabellón Philips Bruselas, 1958.

Al hablar de arquitectura y música, no se puede omitir esta icónica obra de 1958 creada por el arquitecto y compositor Iannis Xenakis y el arquitecto Le Corbusier. Este edificio fue un encargo de la empresa holandesa Philips, y su función era exhibir su tecnología de producción de sonido, luces e incluso de rayos X. Le Corbusier mencionó: “No haré un edificio sino un poema electrónico en el que color, imágenes, ritmo, sonido y arquitectura se mezclarán de tal manera que el público quedará cautivado por lo que Philips produce”.

Para nuestro fin, la música, compuesta por el francés Edgar Varèse, encajaba con la visión futurista del Pabellón, pues su construcción estuvo condicionada a que ese espectáculo sonoro encajara. La obra compuesta se llamó Poème électronique. Ahora bien, si escuchas esta en otro espacio físico, puede que se te haga incoherente. Te invitamos a escucharla por este enlace.

Sin duda alguna, la música y la arquitectura van de la mano, partiendo del tema espacio-tiempo. Te agradecemos por leer nuestro blog y te invitamos a seguirnos en redes sociales y dejarnos tus comentarios.

REFERENCIAS:

Ma. Dolores Palacios Díaz (2014). El Pabellón Philips. Le Corbusier. Iannis Xenakis. Bruselas. 1958. https://revistas.uax.es/index.php/axa/article/download/1087/881

Felipe Lea (2023). La arquitectura y la música caminan de la mano. https://colnal.mx/noticias/la-arquitectura-y-la-musica-caminan-de-la-mano-felipe-leal/

Juan Manuel Cañonero (s.f). Arquitectura de la música. La influencia de la música en los espacios arquitectónicos. https://area.fadu.uba.ar/area-2501/canonero2501/